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500 g de masa recién amasada (puede ser cualquier masa blanca o integral, también sugerimos las de las gorditas)
100 g de queso de barra o cuartirolo
1 placa de horno tipo pizzera de 33 cm de diámetro
Con la masa recién preparada, forme un bollo amasado y redondo como se suele hacer para cualquier pan.
Una vez que la masa se afloja por acción de la fermentación, coloque en la mesa levemente enharinada, desinfle con los
puños y estire con cuidado usando un palo de amasar hasta que tenga forma circular.
La forma se le da girando la masa 1/4 de vuelta cada vez que se pone ovalada y volteándo para que nos e pegue.
Estire hasta que sea un círculo parecido a una pizca de unos 30 cm.
Ralle con rallador grueso uynos pelos de queso en el centro del molde ya aceitado tratando de que queden repartidos en
un área de unos 15 cm de diámetro.
Acomode la masa con cuidado apoyándola despacio desde un borde.
Realice primero dos rectas en forma de cruz y luego los cortes que completan y forman un diseño de asterisco de ocho puntas,
dejando 3 cm entre los cortes y el borde del disco.
Haga los cortes con suficiente presión para secionar bien la masa y el que que está abajo.
Coloque el resto del queso cortado en cubitos, repartido en los 8 lugares y levante las puntitas para formar el sol, encerrando
así el queso en cubos.
Cubra con un plástico para que leude y hornee a fuego fuerte hasta que el queso se dore y el que esta encerrado asome
chorreándose un poco.
Mantenga el sol en la placa para trasladarla o déjela enfriar muy bien antes de pasarla a otro sitio ya que es una figura
muy delicada cuando apenas sale del horno.
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