masa de sémola:
200 g de sémola fina
2 g de azafrán en polvo
20 g de mantequilla
10 cc de aceite vegetal
1 pizca de sal
aceite para freír
Relleno:
150 g de dátiles deglet el nur
1 naranja
2 g de canela molida
Almíbar:
250 g de azúcar
75 g de miel
1/2 limón
5 cc de agua de geranio
Decoración (optativa):
granos de sésamo
almendras molidas

Hierva la mantequilla para clarificarla.
Mézclela en un bol con el aceite vegetal.
Prepare la masa vertiendo la sémola, el azafrán y la sal en un cuenco.
Añada la mezcla de mantequilla clarificada y aceite. Mézclelo todo con una espátula y añada progresivamente 10 el de agua
tibia para obtener una masa elástica, cercana en su consistencia a la masa de pan.
Amase la masa sobre una mesa de trabajo.
Forme una bola y amásela con la palma de la mano.
Deje reposar la masa 30 min cubriéndola con un paño húmedo.
Prepare el relleno triturando los dátiles deshuesados.
Pele la naranja hasta la pulpa y corte la cascara en daditos.
Mezcle los dátiles triturados, las cascaras de naranja y la canela hasta obtener una masa.
Déle la forma de 3 churros.

Amase de nuevo la masa de sémola y divídala en 3 partes iguales.
Déles la forma de churros de 2 cm de diámetro.
Con los dedos, hunda una cavidad a lo largo del churro. Rellene ese hueco con el churro de relleno.
Cubra con el borde exterior de la masa.
Aplaste la masa con el molde de madera.
Corte el churro en rectángulo y recorte los rombos.
Exprima el limón y cueza el zumo con los otros ingredientes del almíbar y 25 el de agua.
Fría los rombos 4 min en aceite.
Escúrralos y báñelos en el almíbar.
De origen beréber, los makrud son inseparables de la ciudad de Kairuán, capital espiritual de Túnez, fundada en el siglo Vil
por el musulmán Oqba ibn Nafáa.
Este confite, compuesto de sémola rellena de dátiles, se degusta todo el año y se encuentra profusamente en la Medina.
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