El glaseado tiene dos funciones importantes.
Da un acabado atractivo a la pieza y aporta humedad en el momento de la cocción.
Esta humedad produce un vapor que facilita la expansión de los gases de la masa y garantiza que la cocción sea uniforme.
El glaseado también cambia la consistencia y el sabor de la corteza.
El pan puede glasearse antes, durante o al final de la cocción.
Si glasea el pan antes de la cocción y durante la misma, procure que los chorretones de glasa no caigan por los bordes
del molde o por encima de la placa del horno, pues el pan se quedaría pegado al recipiente y podría hacer que la pieza se
rompiese y que subiese de un modo irregular.
Pueden usarse diversas clases de glaseado: las de clara o yema de huevo, leche, mantequilla, soluciones con azúcar, soluciones
con sal y aceite de oliva son las más usadas. También facilitan que las coberturas se peguen a la superficie de la pieza.

Antes de la cocción, untar la trenza con leche y yema, de huevo batido para darle una pátina dorada y obtener así un acabado
profesional.
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